Hace unos años probé unas rosquillas fritas súper esponjosas que había hecho la abuela de una amiga y que eran deliciosas. Desde que empecé mi aventura en la cocina, he probado varias recetas de rosquillas y aunque todas están buenas, no he llegado a conseguir ninguna que se pareciese a aquella textura.
Hoy os voy a poner la receta de unas rosquillas que he hecho de un libro de Karlos Arguiñano y que están muy buenas y son muy sencillitas de hacer.
Ingredientes (6-8 personas):
1 taza de leche
½ taza de aceite de oliva virgen
½ taza de anís
1 trozo de corteza de naranja
½ taza de azúcar
1 huevo batido
½ taza de harina
1 sobre de levadura
Aceite de oliva virgen para freir
Azúcar con canela en polvo para adornar.
Preparación:
Pon la leche, el aceite, el anís y la corteza de naranja en una cazuela a cocer. Agrega el azúcar, dale un hervor y deja templar.
Mezcla en un bol la harina con la levadura (yo tamicé ambas). Incorpora la mezcla anterior poco a poco. A continuación, agrega el huevo batido y sigue mezclando.
Cuando esté bien integrado, añade un poco más de harina y amasa bien hasta que quede una masa dura (yo tuve que añadir como ½ kg más de harina para que la masa no se me pegara a las manos).
Coge pequeñas porciones de masa y dales forma de rosquillas. Fríelas en una sartén con abundante aceite.
Sirve las rosquillas y espovoréalas con una mezcla de azúcar y canela.
Notáis la diferencia???
Os pondré en breve alguna otra entrada de diferentes recetas de rosquillas que he hecho y si vosotras tenéis alguna, acepto sugerencias.
Ya para finalizar, quiero agradecer la buena acogida que me habéis dado en mi vuelta al mundo blogueril. Muchas graciassssssss!
Un beso y hasta pronto.